Con una misa se recordó a los 29 fallecidos en el aluvión de La Comuna y La Gasca

La misa para recordar a las 29 personas que perdieron la vida en el aluvión de La Comuna y la Gasca (norte de Quito), fue en la cancha de ecuavóley, en el punto cero, en la zona más golpeada por el derrumbe.

De los 29 fallecidos, al menos 23 estaban en este lugar disfrutando de un encuentro deportivo entre vecinos y amigos. El lodo se llevó todo lo que encontró a su paso, incluida la infraestructura de este centro deportivo que había sido construido con mingas y con autogestión de los mismos vecinos. Tan fuerte fue la embestida que arrancó la cubierta, la tribuna, los juegos infantiles , los servicios higiénicos y las mallas.

En ese mismo lugar, a las 11:00 de este domingo 29 de enero del 2023 se colocaron sillas y se levantó un pequeño altar en honor a los vecinos que perdieron la vida un año atrás.

Sobre una mesa se ubicaron las fotografías de Pedro, Margarita, Luis, José, Raúl… Asistieron más de 200 personas, y bajo un sol inclemente, se llevó a cabo la ceremonia religiosa en honor a las víctimas.

Donde antes se levantaba la tribuna, se colocó un techo se zinc bajo el cual el monseñor Hernán Astudillo ofició la ceremonia que tomó un poco más de una hora. Hubo un mensaje de esperanza, paz y unión para la comunidad. Se destacó la importancia de ayudar a los más necesitados, en este caso a las viudas y los huérfanos que dejó la tragedia. “Si algún día llega a faltarles algo, será nuestra responsabilidad”, dijo e hizo un llamado a la vecindad para siempre tenderse la mano.

Destacó la fuerza y la valentía de la gente que sufrió la pérdida de un ser amado, y recordó la ayuda de personas de buen corazón y de otras ciudades como Toronto. La comunidad hindú aportó con cerca de USD 7 000 para ayudar a los afectados, recordó.

Se leyeron todos los nombres de todas las víctimas, uno a uno. Además, pasaron adelante los sobrevivientes y los familiares de los fallecidos. Cerca de 40 personas se ubicaron junto al altar. Luego la vecindad se puso de pie y les demostró su cariño y respeto con un aplauso.

“En los arrastrados, en los huérfanos, en las viudas está la memoria histórica, en todos los que sufrieron”, dijo. “Hay que manifestar el amor en la solidaridad, si uno de ellos sufre de hambre es culpa de nosotros”, dijo.

Los sobrevivientes y huérfanos del aluvión de La Comuna La Gasca
Gonzalo Ramírez fue uno de los asistentes y de los sobrevivientes. Recordó que el día de la tragedia entró a la cancha a mirar el partido y jugar naipe. Cuando el aluvión bajó, escuchó un estruendo como el choque de un bus, y una ola negra se les vino encima.

El aluvión lo arrastró hasta las canchas de Pambachupa, una cuadra abajo de la iglesia. Recuerda que unos venezolanos le ayudaron a salir del lodo y una camioneta, a quien él llama ángel de la guardia, le llevó al hospital Eugenio Espejo. Tenía cortes en las manos, fracturadas las rodillas, perdió un diente, se rompió el labio… Pero luego de una cirugía y varios tratamientos ha logrado recuperarse. Su hijo, quien también estaba en la cancha, también sobrevivió.

Su pedido es claro: que la cancha vuelva a construirse y que se la habilite como un espacio de unión para la comunidad. Sin embargo, la Agencia Metropolitana de Control suspendió la obra de reconstrucción que estaban llevando a cabo los vecinos. Lo hizo por dos razones: porque la obra no contaba con permisos y porque la cancha está ubicada en una zona de riesgo que a futuro podría verse afectada por otro desmoronamiento.

Entre las personas que pasaron al frente para recibir los aplausos y el cariño de la gente estaba Wendy, la niña de nueve años que perdió a sus dos padres en la tragedia. Ahora está bajo el cuidado de sus abuelos. La pequeña y su familia hicieron un llamado a las autoridades para que cumplan con el ofrecimiento de ayudar a los huérfanos del aluvión. La Alcaldía les ofreció una ayuda de un Salario Básico Unificado cada mes hasta que los niños cumplan la mayoría de edad. Con ese dinero podrán financiar sus estudios.

Bajo un despiadado sol hubo lágrimas y dolorosos recuerdos. En la ceremonia también hubo música. Los niños cantaron y uno de los vecinos tocó el acordeón. Con canciones como Solo le pido a Dios y Gracias a la vida, la vecindad recordó a los fallecidos. Luego de compartir un sánduche con una gaseosa, los vecinos hicieron un llamado a la unión y a las autoridades para que realicen intervenciones con el objetivo de que una desgracia como esta no se vuelva a repetir.

Fuente: EC

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